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martes, 30 de octubre de 2012
Esta historia es real. Ocurrió hace unos años en un pueblo, un día de Halloween. En este pueblo, había una enorme casa abandonada, se contaban leyendas de que había sido el hogar de una bruja que aterrorizaba el pueblo, también se dice que secuestraba a los niños, y se los comía vivos. Para Pumpky, era un día especial, había pasado semanas esperando la fiesta de Halloween, se había hecho un disfraz de fantasma con una sábana vieja a la que le había hecho algunos agujeros donde irían los ojos y la boca. Había quedado a las nueve de la noche con sus amigos de la escuela, para ir a dar sustos a los habitantes del pueblo, como se hacía en Halloween. Allí estaban en la puerta de su casa, un niño disfrazado de calavera, y una niña disfrazada de bruja. Punpky salió de su casa y se reunió con sus amigos. —Chicos tengo una idea.—Comentó Pumpky.—¿Por que no vamos a la casa abandonada?. 
—¡Estás loco!—Dijo la chica.—Nuestros padres no quieren que vallamos allí, además me da miedo, dicen que está encantada. 
—Podríamos darle a la bruja un buen susto.—Dijo el chico calavera. 
—Seguro que nos da caramelos mágicos.—Añadió Pumpky riendose.—No te creas nada de lo que te digan de esa casa, solo es una mansión abandonada. 
—Esta bien, vale os acompañaré pero a la minima me iré de allí.
Los chicos se acercaron a la enorme mansión, estaba hecha practimanete en su totalidad de madera, y estaba en ruinas, ¿Quien podría vivir en una casa como esa? Solo con mirar aquella casa, se le ponían los pelos de punta a cualquier persona, pero no a Pumpky.
El chico cruzo unas sinietras verjas oxidadas que cercaban la casa, continuó por un camino hasta llegar a la puerta. Un rayo sonó.
—Ahh.—Gritaron los amigos de Pumpky.
—Tranquilos, chicos solo es un rayo.—Respondió el chico, valientemente.
continuó avanzando, hasta la puerta.
—Creo que te espero fuera.—dijo el chico calavera.
—No seas cobardica.— Contestó Pumpky.
Cuando terminó de acercarse la puerta, Dió dos toques, la puerta cedió el chico no se lo pensó dos veces  y entró sus amigos lo observaban desde la verja de la casa.

Al cabo de un rato un grito provino de la casa, era de Pumpky, ya nunca se le volvió a ver más, aunque alguien dice que en las noches de Haloween aparece un niño con cabeza de calabaza.
La bruja lo había convertido en esta hortaliza y le había convertido en su mascota.

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